San Salvador de Jujuy 200 años después.
Festejos del Bicentenario del Éxodo Jujeño
“ Jujuy invitó al país a ser parte de los festejos por los 200 años del Éxodo Jujeño, en el marco de una presentación especial organizada por el Gobierno de Jujuy a través de la Secretaría de Turismo y Cultura de Jujuy, con el auspicio del Ministerio de Turismo de la Nación. Las actividades se extenderán hasta el 28 de agosto en San Salvador de Jujuy. El programa oficial, elaborado por la comisión del Bicentenario del Éxodo, incluye todo tipo de propuestas evocativas, deportivas, culturales y artísticas con un cierre a cargo de Gustavo Santaolalla y el concierto de la Orquesta Infanto Juvenil, en los Altos Hornos Zapla (Palpala).”
Los 200 años del Éxodo Jujeño se celebrarán los días 22 y 23 de agosto con la presencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante los actos evocativos desfilarán gauchos de todas las provincias y se realizará una quema simbólica de la ciudad.
La marcha evocativa que desde hace 50 años se representa en Jujuy con una quema simbólica de la ciudad a orillas del río Chico es el acto más emotivo de todo el calendario. Allí miles de jujeños salen de sus casas vestidos con trajes de época y caminan sumidos en una profunda tristeza.
La historia cuenta que estando Belgrano en Jujuy, como General en Jefe del Ejército del Norte, en julio de 1812, se produjo una gran avanzada realista, que amenazaba destruir totalmente lo poco que se había ganado a fuerza de sacrificio y coraje.
Fue necesario recurrir no sólo al patriotismo, sino a la abnegación de los criollos. La orden de Belgrano fue terminante: no debería quedar nada que fuese de provecho para el adversario, ni casa ni objetos que fueran de utilidad, ni alimentos. Lo que no podía ser transportado a lomo de mula, de caballo o de burro, debió ser quemado.
Pensemos en el sacrificio de ese pueblo sufrido y resignado, que se trasladaba con lo poco que podía salvar, sin saber exactamente cual iba a ser su suerte. Más que un éxodo, aquello era la imagen del renunciamiento incondicionalmente realizado. El frío y la ventisca invernales acompañaron a la caravana. El éxodo jujeño tuvo lugar el 23 de agosto de 1812.
Hasta el 23 de agosto de 1812, la revolución había puesto a prueba el amor de sus hijos a la libertad, ofreciendo sus vidas, pero en ese momento Jujuy fue escenario de algo más extraordinario todavía: una población entera sin discriminación de clases ni de edades, que sacrificaba colectivamente, su tranquilidad, su fortuna, su existencia. Jujuy, era el paso obligado al Alto Perú, donde se encontraba el cerro de Potosí, del que se extraía la plata, que le proporcionaba una gran riqueza. Jujuy, merced a ese holocausto por la Patria, debió renunciar a todos sus bienes, lo que la sumiría en la pobreza, de la que sería difícil resurgir.
Belgrano, en razón del sacrificio efectuado por el pueblo jujeño, lo hizo depositario y guardián de la “bandera nacional de nuestra libertad civil”, puesto que, gracias a ese esfuerzo supremo, fue posible ganar las batallas de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, y después la de Salta, el 20 de febrero de 1813. Una bandera, una escuela y dos escudos quedaron para siempre en Jujuy como testimonio del agradecimiento del prócer, que supo reconocer el patriotismo del pueblo jujeño.