Por Leonardo Celano
Escapar se
asocia a la palabra apuro. Que apuro tenemos en la Ciudad de Buenos Aires. Es
una afirmación. La rutina y el alcanzar los objetivos nos llevan por ese
camino. La salida de la urbe apenas un feriado, es la huida. No es bueno
generalizar, pero nos pasa.
Decidí
aplicar mi teoría de “tu lugar con ojos de turista”, y quedarme unos días.
Movida cultural, calor, plazas y parques. El ritmo de los inmersos en la rutina
vista desde otro ángulo. Si el Mundo elige Buenos Aires para pasear. Porteños a
caminar entonces.
Finalmente,
a cambiar de aire. Unos días de turismo por el país reconfortan. Aeroparque en
domingo tiene otra mística. El sol tiñe de color dorado el Río de La Plata. Los amplios ventanales
del primer piso simulan una costanera vidriada sobre el agua. Libros y bares
simplifican el espíritu de la calle Corrientes o quizás Florida. Como para no
soltar esa emoción porteña.
El mundo
parece resumirse en el aeropuerto. Una mirada relajada de un lugar de paso. Un
sentir de voces en diferentes idiomas. Los vicios de los oportunistas que
buscan salvar su día. El turismo da lugar a ese juego, no bueno por cierto.
Realismo.
Y aquellos
aviones de guerra. Atrás quedaron los tiempos en que iba al Museo ubicado a un
costado de Aeroparque. Un paseo de niños. Las manos apoyadas en las rejas que
esperaban que suceda. El respirar profundo cuando despegaban los aviones. El
soñar con estar. Eso de salir relajado el domingo permite este juego.
Vivenciar.
Fotos: Archivo Opciones Turísticas
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