viernes, 20 de noviembre de 2015

Un Crucero en la Montaña

En el Parque Nacional Nahuel Huapi. San Carlos de Bariloche, Río Negro. Como un coloso que surca los mares, el Hotel Llao Llao emerge entre las montañas. Su ubicación es de privilegio acompañado por las vistas.

*Por Leonardo Celano



Muy cercano al centro de la Ciudad de San Carlos de Bariloche se encuentra el Hotel LLao LLao. En un recorrido de 24 kilómetros con las mejores vistas del Lago Nahuel Huapi en esta parte de la Patagonia, se accede al coloso. Su localización es inmejorable. Con vista de sus jardines a la cancha de Golf que termina frente a Puerto Pañuelo. El Cerro López y el resto del Cordón Montañoso. En un marco envolvente. Y si se deja ver, guardado como tesoro, el blanco interminable del Volcán Tronador.

 













La Historia se mezcla con la belleza del paisaje y del establecimiento. Su distribución y las características de sus salones nos remontan a los años 30’. El ruido de la madera de sus pisos nos acompaña en el caminar. Nos cuenta la historia del lugar. Inaugurado en 1938 constituyó una obra de relevancia internacional para el Arquitecto Alejandro Bustillo. Como en aquel entonces sus dependencias están pensadas para acercar al huésped todas las comodidades. Como en un crucero. Con un océano de bellezas naturales. Nos embarcamos en un viaje sin límites para la imaginación y los sentidos.

 
En la actualidad y luego de su re apertura en 1993 se incorporó el sector de Spa y el Ala Moreno. Estos no interfieren con la construcción tradicional por lo que la magia sigue intacta. El lobby bar con sus dos hogares a leño nos dan paso al jardín de invierno. Sus ventanales vidriados nos invitan a pasar a la terraza con piso de piedras, en épocas de clima estival. La hora del té buffet endulza el sector del jardín con charlas y encuentros.

Luego la cena en el Restaurante Patagonia. Un lugar más cálido en sus dimensiones. Y el blanco del Tronador pasando a tonos rojizos como parte del atardecer. La luna acompaña el brindis y la oscuridad del entorno ilumina el piano del lobby. Los acordes nos invitan a escuchar baladas de hoy y de siempre. Un paso por el silencio de la biblioteca. Un escritorio original del Hotel de 1940, luego de su reapertura tras el incendio y posterior reconstrucción, oficia de museo. Uno de los libros sobre Bustillo en la Patagonia nos sumerge en la lectura antes del descanso.


Ya es Febrero de 1984. El Hotel esta en estado de abandono. Corro por los jardines silvestres. Como todo niño curioso asomo mi vista por los vidrios hacia el gran salón. Logro divisar sus dimensiones, lámparas y su escalera de acceso. Año 2015, final del corredor. Una alfombra roja en medio de la escalera del Salón Llao Llao me conduce al recuerdo. Como un niño que cumple sus sueños bajo los escalones hacia donde se sirve el desayuno. Me acompaña la historia, la magia y las anécdotas. Tiempo de descubrir que secretos esconden estas paredes. 

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