martes, 27 de noviembre de 2012

Crónicas turísticas - Ruinas de Los Quilmes.


Ruinas de Los Quilmes, Provincia de Tucumán.
La Ciudad Sagrada como símbolo de resistencia permanente.

“El majestuoso yacimiento arqueológico, que da muestras del pasar de los Quilmes en estas tierras, se encuentra en los Valles Calchaquíes en la Provincia de Tucumán. Se ubica entre los centros poblacionales más importantes de la región: Santa María (al sur) y Cafayate (al norte). Se puede acceder en excursión de medio día desde Tafí del Valle en Tucumán o desde Cafayate en Salta “.

Por Leonardo Celano. *

Uno de los paseos imperdibles de la recorrida por el Noroeste argentino es la visita a la ciudad Sagrada del Pueblo Quilmes. Se encuentra localizada en las estribaciones del cerro “El Cajón”, del Valle Calchaquí, departamento Tafí del Valle, Tucumán, a 180 kilómetros de San Miguel de Tucumán. La ciudadela ofrece al turista una arqueología de imponente significación y belleza al pie del cerro, impregnada de misterios, mitos y leyendas. Un viaje al pasado y al origen de la problemática que marcó el desarrollo de nuestra historia: la posesión de las tierras. Una caminata por este majestuoso pucará (fortaleza india) entre cardones y añosos algarrobos, inmersos en un clima cálido y seco con mayoría de jornadas diáfanas.

El sol de la mañana tiñe los cerros de color dorado y los viñedos de la ciudad de Cafayate en Salta, comienzan a adquirir vida. La primavera despunta en esta comarca y es el día elegido para emprender el viaje al último testimonio de la resistencia contra la colonización española. Generalmente el paso por la Ciudad Sagrada se hace en camino de Tafí del Valle hacia Cafayate, cosa que ya he experimentado. No obstante eso, estando en Salta, no puedo pasar por alto la cercanía a las ruinas y la posibilidad de repetir la visita. La Ruta 40 sorprende con su propuesta a la hora de guiarnos por estos valles entre cerros que comienzan a tomar colores verdosos, viñedos y casonas de estilo colonial que sirven de casco de estancia.
 
 

Luego de empalmar con la Ruta provincial 307, comienza el camino de ripio que nos conduce entre los bosques de algarrobo y cardones. El paisaje se torna uniforme y crece la expectativa en torno a lo que veremos. Allí está, y con el sol a pleno las construcciones estratégicamente ubicadas en forma escalonada, adornan el cerro hasta su cima. Conjuntos habitacionales dispuestos en forma de paneles de abeja, terrazas y vías de circulación peatonal, develan la influencia del Imperio Inca que sufrieron Los Quilmes, en el último período de su existencia. Incorporaron costumbres y el idioma Quechua, perdiendo el Kakan, del que sólo conservan algunas palabras.

Integrantes de la Comunidad India Quilmes son quienes nos reciben, nos explican lo que se puede visitar y nos llevan al encuentro de los guías de turismo, que son nativos. Se percibe la sensación de estar de visita en casa ajena, pero con todo respeto uno puede compartir el anecdotario y el paseo por su tierra. La comunidad tomó posesión espiritual de la Ciudad Sagrada con una ceremonia a la Pachamama, el 9 de enero de 2008. “El juicio del Estado provincial en contra nuestro por usurpar nuestro propio territorio continúa”, nos expresaba la guía.

El relato nos va internando en la ilusión de ver esa ciudad en pleno auge y actividad. Los Quilmes son aún un misterio en lo que refiere a su origen cierto. Si, hay datos certeros que los ubican como pertenecientes a la comunidad Diaguita, y que junto a los pueblos calchaquíes enfrentaron la conquista española, resistiendo a ella durante 130 años aproximadamente. Ayudados por la generosa geografía formaban uno de los grupos más belicosos con  que se tropezaron los españoles. También presos de sus propias guerras internas, traiciones y conspiraciones que hacen de esta, una historia enriquecedora en todo aspecto. El relato de lo sucedido con Pedro Bohórquez, el falso cacique, el embaucador que causó la tragedia Calchaquí, merece tal atención que nos deja la inquietud de buscar a los autores, que lo describieron en sus investigaciones. El dato más curioso es que, en manos de los españoles, los Quilmes fueron trasladado forzosamente y a pie a la provincia de Buenos Aires, actualmente, la localidad de Quilmes.

La guía propone caminos a recorrer dentro de la ciudadela para poder palpitar el mensaje ancestral. Los senderos nos conducen a los miradores, que eran los puntos estratégicos de vigilancia. El lugar toma presos a nuestros sentimientos. La vista panorámica de todo el valle, la comprensión de lo sucedido, el respeto para con la tierra y con lo que de ella obtenían y, su cultura, aumentan la reflexión. Quizás si no se hubiera producido el engaño, las guerras, la lucha por intereses, seriamos testigos de una integración de ambos, españoles y aborígenes.

El sol comienza a bajar por detrás del cerro “El Cajón” y la Ciudad Sagrada ya no luce radiante como en horas de la mañana. Una cortina de sombras sirve de manto para guardar su más profundo secreto con la llegada del atardecer. Es hora de emprender el regreso. De dejar lugar a los Dioses que cuiden su tesoro. Que preserven para las generaciones que vienen la identidad de estos pueblos originarios. Una lucha constante que se ve plasmada en las comunidades organizadas para tal fin. Ellos son sus auténticos herederos. Así lo sienten y lo expresan. Una misión que no pueden lograr solos. Precisan de la magia divina que se hace presente en su símbolo más fuerte: la Ciudad Sagrada de Los Quilmes. 

*Por Leonardo Celano
Fotos: Archivo Opciones Turísticas.

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